martes, 11 de agosto de 2015

6 cosas que NO debes hacer si tu novia sale embarazada




Te encuentras con tu novia luego de estudiar o de trabajar y ella está con cara de asustada. Le preguntas qué le pasa y se te queda mirando casi al borde del llanto. Te empiezas a asustar y entonces ella lo dice: “Juan… no me viene”. Sientes cómo te baja la presión, te mareas y empiezas a sudar frío. En un segundo pasan por tu cabeza todas esas ocasiones en que estuviste con ella y no quisiste usar condón porque “no sentías igual” y pensaste que no iba a pasar nada. Luego piensas qué va a pasar con tus estudios, cómo se lo vas a decir a tus padres, con qué plata vas a afrontar todo… hasta que recuperas la calma y le propones ir a una farmacia a comprar un test de embarazo. 

Luego de hacer el test, la verdad explota como los fuegos articiales en Navidad: vas a ser papá. “¡No puede ser!” es en muchas ocasiones la primera reacción. La negación de las consecuencias no deseadas de nuestros actos es lo primero que uno hace instintivamente. Pero eres un hombre, no un ratón, así que he aquí una lista de las cosas que NO debes hacer si te enteras que viene Juancito en camino. 

1. Abortar 

Eliminar la causa de nuestros problemas es a menudo la solución más fácil, pero esto no se trata de hierba mala ni de cambiar de compañía de cable. Es la vida de una persona, tu hijo, que aunque aún no tenga cabeza, manos ni pies, es un ser humano como tú. “Tiene seis semanas, no siente nada”. El que no sienta nada (o que tú creas que es así) no cambia la naturaleza del aborto. Así como tú no tendrías que ir a la cárcel si tu viejo roba un auto, tu hijo no tiene por qué morir por un error tuyo. Y si ella es la que quiere deshacerse de él, convéncela de lo contrario. La inacción es complicidad, y no es agradable cargar con el peso de una vida eliminada el resto de tus días. 

2. Echarle la culpa a tu novia
 

“¡Es tu culpa! ¡tú debiste cuidarte! ¡es tu problema, ve tú qué haces!”. Una de las mayores expresiones de cobardía es evadir tu responsabilidad y ponerla en manos de otra persona. Tu novia no te “ordeñó” mientras dormías, guardó el semen en un frasquito, fue a una clínica y se hizo una inseminación artificial. Tú colocaste en ella esos espermatozoides, que sólo obedecieron tus instrucciones. La responsabilidad es tanto tuya como de ella, asúmanla. 

3. Negar tu paternidad 

“Desgraciada, ¿quién será el padre, conociéndote?”. Esta reacción es peor que la anterior porque no sólo te desligas del problema, sino que haces escarnio de la mujer con la que has estado, acusándola de serte infiel. Lo que debes recordar es que cuando señalas a alguien con un dedo, hay otros tres que apuntan hacia ti (recuerdan el “dime con quien andas y te diré quién eres”?). Si no es que quieras negarte sino que en realidad tienes dudas de ser tú el padre, espera a que sea factible realizar una prueba de paternidad. Conversa de ello con la ginecóloga que verá a la madre de tu hijo o en su defecto al pediatra que asistirá el nacimiento. Si puedes hacerlo sin hacer mayores aspavientos, mejor. El único que quedará mal si realmente es hijo tuyo luego que hagas un escándalo eres tú. 

4. Escaparte 

¿De verdad crees que yéndote a otro barrio, a otra ciudad, a otro país, vas a evitar los problemas? al toro por las astas. Los problemas se solucionan cuando se enfrentan, no cuando huyes. Así te vayas a la Antártida, tarde o temprano lo que hagas regresará multiplicado hacia ti. ¿O vas a querer que, cuando estés celebrando tu cumpleaños, se aparezca ella en tu puerta, con tu hijo, pidiéndote que lo reconozcas? (la realidad supera con frecuencia a la fantasía). Te quedarías sin familia nueva ni antigua. Soluciona tus asuntos aquí y ahora. 

5. Dejar que tus padres arreglen las cosas 

Que tus papás visiten a los de ella, o que los de ella visiten a los tuyos para solucionar las cosas. A menos que tengas 15 años, no es la manera. Si eres un adulto, esta es tu mejor ocasión para demostrarlo. No hay problema con que les consultes sobre la mejor manera de actuar (es más, ellos no sólo se sentirán integrados a tus decisiones, sino que demostrarás que eres lo suficientemente maduro como para pedir consejos), pero la decisión final sobre qué hacer será tuya y de tu novia. 

6. Casarte
 

Este es uno de los peores errores que cometen las parejas que se ven sorprendidas por la llegada de un hijo. La presión social y/o de los padres de una o de las dos partes hace que ambos suban al altar. La respuesta es NO, al menos por el momento, si no estás seguro de querer asumir el compromiso de una vida adulta en pareja además del de tener un hijo. Si tienes dudas, asume tus responsabilidades y no descuides a tu hijo ni a su madre. Luego de su nacimiento, si ambos están de acuerdo en seguir juntos y quieren dar el mejor ambiente posible a un hijo (que es, innegablemente, el de tener al padre y la madre junto a él), cásense. Pero por presión, jamás.
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